Ah, bebemos y bailamos,
y la orquesta es realmente animada,
y la sabiduría del Johnny Walker vuela alto.
Y mi realmente dulce compañera,
que es el Ángel de la Compasión,
frota sus muslos contra medio mundo.
Y cada bebedor, cada bailarín,
con cara de felicidad le da las gracias.
El violín ejecuta un aire sublime,
las mujeres se quitan la blusa
y los hombres bailan sobre un mar de puntos.
Y parejas se forman y parejas se rompen
y un infierno es pagar cuando el violín se calla :
es hora de cerrar.
Sí, las mujeres se quitan la blusa
y los hombres bailan sobre un mar de puntos,
y parejas se forman y parejas se rompen
y un infierno es pagar cuando el violín se calla :
es hora de cerrar.
Ah, estamos solos, nos sentimos románticos,
y hay la cidra cargada con ácido,
y el Espíritu Santo que llora:
"¿Dónde está el buey?"
Y la luna nada desnuda
en una fragante noche de verano
dando realce a las espectativas.
Entonces luchamos y nos tambaleamos,
subiendo escaleras, bajando serpientes,
hacia la torre en que la hora bendita ha de sonar,
y les doy mi palabra que la cosa es así :
un suspiro, una queja, un beso devorante,
las Puertas del Amor ceden una pulgada,
y no puedo decir cómo sigue la cosa,
porque es hora de cerrar.
Y les doy mi palabra que la cosa es así :
un suspiro, una queja, un beso devorante,
las Puertas del Amor ceden una pulgada
y no puedo decir cómo sigue la cosa,
porque es hora de cerrar.
Te amo por tu belleza,
lo que no hace de mí un loco,
tú estás por tu belleza tú también,
y te amo por tu cuerpo
con una voz que para mí
suena como la de Dios,
declarando, declarando,
declarando que tu cuerpo
es realmente, realmente, realmente tú.
Yo te amé cuando el amor era bendito
y te amo todavía ahora que no hay nada
fuera del sentimiento que duró demasiado
y que desde el hundimiento me haces falta.
Lo que pase después no me preocupa,
parece libertad, pero es como la muerte,
aunque es algo entre ambas, me imagino,
es hora de cerrar.
Sí, desde el hundimiento me haces falta,
hay el viento del cambio y el luto del sexo,
parece libertad, pero es como la muerte,
aunque es algo entre ambas, me imagino,
es hora de cerrar.
Sí, bebemos y bailamos,
pero no hay nada que pase,
y el lugar parece muerto
como el Cielo una noche de Sábado.
Y mi realmente dulce compañera
me toquetea, me hace reír,
tiene cien años, pero tiene
un vestido bien ajustado.
Y levanto mi copa a la Horrible Verdad
que no hay que decir a los Jóvenes Oídos,
excepto que no vale ni un centavo.
Y el mundo maldice y se vuelve más loco,
y una por el Diablo y otra por Cristo,
al Patrón no le gustan esas cimas de vértigo
y somos empujados a la luz cegadora,
empujados a la luz cegadora
de la hora de cerrar.
Y el mundo maldice y se vuelve más loco,
y una por el Diablo y otra por Cristo,
al Patrón no le gustan esas cimas de vértigo
y somos empujados a la luz cegadora,
empujados a la luz cegadora
de la hora de cerrar.
Oh las mujeres se quitan la blusa
y los hombres bailan sobre un mar de puntos,
es hora de cerrar.
Y parejas se forman y parejas se rompen,
y un infierno es pagar cuando el violín se calla :
es hora de cerrar.
Y les doy mi palabra que la cosa es así :
un suspiro, una queja, un beso devorante,
es hora de cerrar.
Las Puertas del Amor ceden una pulgada
y no puedo decir cómo sigue la cosa,
es hora de cerrar.
Yo te amé cuando el amor era bendito
y te amo todavía ahora que no hay nada,
es hora de cerrar.
Y desde el hundimiento me haces falta,
hay el viento del cambio y el luto del sexo,
es hora de cerrar...
Leonard Cohen (1992)
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