(Fragmento)
(
Me siento solo, inmóvil,
(
Me siento solo, inmóvil,
en la penumbra de mi habitación,
sin detener mi pensamiento en nada,
escuchando el sonido del silencio.
Alguna vez aprendí
a girar con los jóvenes derviches.
El Maestro no tenía buena fama
y la gente no quería a sus discípulos.
Nunca estuve con él, aunque recuerdo
un retrato borroso hecho en madera
(en aquél tiempo se apedreaba a los pintores
y a todo el que decía conocer la verdad).
También entonces fui un pésimo alumno.
Como ahora, no entré en la cofradía
ni asistí a conferencias ni retiros.
Me gastaba el dinero en borracheras
(mi vino no era el vino del amor,
mi taberna no era el templo del sufí);
pero a veces (pocas veces),
solo en mi habitación, escuchando el silencio,
me ponía a girar en la penumbra
sin detener mi pensamiento en nada.
Gabriel Rojo (1983)
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