Emily Brontë
Como yo, solitario, solo,
Contempla la luz del sol
Brillar a lo largo del día,
Y como yo, en su penar
Infinito se queja.
Nuestros rezos, iguales,
A las colinas se dirigen,
A la tierra de virtuosas colinas,
Al océano azul del firmamento.
¿Qué pedimos?
Ser libres de corazón.
Si yo pudiera deshacer los lazos,
Seguiría su vuelo contenta,
Sin lamentarme ni arrepentirme
Por no ver su ojo ardiente nunca más.
Pero incluso si él
Languidece a estas horas,
Y si en cautividad aún se debate,
Mañana, los dos, volaremos, al fin
Libres de lo que somos por la eternidad.
Emily Brontë (1836-1846)
lunes, 28 de junio de 2010
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